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Channel: El Cancionero Católico
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Cordero de Dios (J. de Jesús García Virgen)


Padre Nuestro

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LA
Padre nuestro
                 Fa#m
que estás en el cielo,
       RE
santificado
Sim    MI7
sea tu nombre.
     LA
Venga a nos,
            Fa#m
venga a tu reino
RE       Sim      MI7
y hágase tu voluntad.
            LA
Así en la tierra
            Fa#m
como en el cielo;
      RE
danos hoy nuestro pan
Sim     MI7
de cada día.
      LA            Fa#m
y perdona nuestras ofensas;
        RE       Sim
como nosotros también
     MI7
perdonamos
   LA           Fa#m
a los que nos ofenden;
       RE
no nos dejes caer
Sim      MI7
en tentación.
      LA             Fa#m
Padre nuestro, Padre nuestro
     RE
líbranos
Sim     LA,RE,LA
de todo mal.

HOY SEÑOR TE DAMOS GRACIAS

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(Cesáreo Gabaráin)

MI
Hoy Señor te damos gracias
SI7 MI
Por la vida, la tierra y el sol
MI MI7 LA Lam
Hoy Señor queremos cantar
MI SI7 MI
Las grandezas de tu amor

MI LA MI
Gracias, Padre, mi vida es tu vida,
LA SI7 MI
tus manos amasan mi barro,
MI MI7 LA Lam
mi alma es tu aliento divino,
MI SI7 MI
tu sonrisa en mis ojos está.
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Éste es el tiempo en que llegas (Alberto Taulé)

Palabra que fue luz (Alberto Taulé)

Sobre ti, Jerusalén (Alberto Taulé)

Preparad los caminos (Francisco Palazón)

Dios nacerá en tu corazón


Jesús Amigo (Marcela de María y Campos)

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Autora: Marcela de María y Campos
Interpreta: Jaire
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ACLARACIÓN

"Se han sustituído dos palabras del texto de la canción, por ser errores teológicos.

1.- Se sustituye la palabra “vuelves” por “vienes” la razón: Jesús no vuelve a salvarnos una y otra vez, es sólo una vez en la cruz.

2.- Se sustituye la palabra “repites” por “renuevas”, porque la eucaristía es el memorial del sacrificio de Cristo y no su repetición una y otra vez.

Estas adaptaciones las realicé después de escuchar una plática que dio un sacerdote marista, quien sin saber que una humilde servidora era ministro de música, abordó el tema de esa canción. al terminar me acerqué y juntos “reparamos” la canción para que no se saliera de lo que debe ser. Es una canción muy bella y no ha perdido nada de su sentido tras esa pequeña sustitución de palabras, en cambio se ha vuelto una mejor forma de evangelización."

Ven y sígueme

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          SOL                             lam
1. Me pides, Señor, que yo te siga;
      RE                                    SOL
me pides que me ponga a caminar.
    MI                               lam
Difícil para mí es complacerte,
       RE                                  SOL (DO RE)
es mucho lo que tengo que dejar.

          SOL                         lam
2. Me llamas, Señor, a ser apóstol,
     RE                                 SOL
Y sabes que es mucho para mí.
      MI                       lam
Quisiera un día yo seguirte,
      RE                                   SOL (DO RE)
Es mucho lo que tengo que dejar.

           SOL                         DO
Ven y sígueme no esperes más,
RE                                     SOL
Yo, junto a ti siempre estaré,
      MI                                                  lam
No temas qué palabras tengas que decir,
RE                             SOL (DO RE)
yo por tu boca hablaré (Bis).


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Nadie te ama como yo (Martín Valverde)

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Martín Valverde
CGAm
cuanto he esperado este momento,
FDmG
cuanto he esperado que estuvieras asi,
CGAm
cuanto he esperado que me hablaras,
FDmG
cuanto he esperado que vinieras a mi.

CGAm
yo se bien lo que has vivido,
FDmG
se tambien porque has llorado,
CGAm
yo se bien lo que has sufrido,
FDmG
pues de tu lado no me he ido.

CORO:
C - GAm
pues nadie te ama como yo,
FDmG
pues nadie te ama, como yo,
CGAm
mira la cruz, esa es mi mas grande prueba,
FDmG
nadie te ama como yo.

C - GAm
pues nadie te ama como yo,
FDmG
pues nadie te ama, como yo,
CGAm
mira la cruz, fue por ti porque te amo,
FDmG
nadie te ama, como yo.

CGAm
yo se bien lo que me dices,
FDmG
aunque aveces no me hables,
CGAm
se muy bien lo que en ti sientes,
FDmG
aunque nunca lo compartes.

CGAm
yo a tu lado he caminado,
FDmG
junto a ti yo siempre he ido,
CGAm
y algunas veces te he cargado,
FDmG
yo he sido tu mejor amigo.

CORO.

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Santa Cecilia, Patrona de la música

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Lirio del cielo
Noviembre 22
I. EL PALACIO DE LOS CECILIOS. UNA CASA PATRICIA DE LA ROMA IMPERIA
En un ángulo del campo de Marte, cerca del mausoleo de Augusto y tan próxima al Estadio, que en los grandes días se oyen los gritos de la multitud, se yergue una casa patricia de la roma imperial. Desde allí se ve el Tíber. Detrás, se alza la fachada del Panteón, a la derecha el jardín, y en el interior un patio alegre, poblado de estátuas, pertenecientes a la nobilísima gens de los Cecilios. Pero los mármoles rodaron y el recuerdo se ha olvidado. Aquel palacio aristocrático de la Roma de los Antoninos, es hoy la iglesia de Santa Cecilia, espejo de la nueva Roma, restaurada por Cristo, la abeja industriosa de los panales del Señor, como la llama el pontífice Urbano. Una abeja libadora de flores de virtudes, que atesora en silencio y en oración. En una habitación, en un cofre de plata, se guarda el Evangelio que la joven lee todos los días.
II. LA BODA DE CECILIA 
El palacio de los Cecilios se viste de fiesta. Esclavos y esclavas desfilan llevando joyas brillantes, telas preciosas y cestillos de flores, preparando la fiesta nupcial de la boda de Cecilia. Una noche, en las catacumbas, el pontífice había puesto sobre su cabeza el velo de las vírgenes; era la esposa de Cristo, pero no ha podido vencer la voluntad de su padre; y ahora se pone confiada en las manos del Señor. Avanza el cortejo. Van delante un niño adornado con verbenas y una niña coronada de rosas. Describiendo ligeros ritmos de danza, siguen cuatro adolescentes que acaban de vestir la toga pretexta. Cecilia lleva el vestido prescrito por el ritual: una túnica blanca de lana con su ceñidor también blanco y encima un manto color de fuego, símbolos de la inocencia y del amor. Cuando empezaba a brillar el lucero de la tarde, la nueva esposa es conducida a la morada del esposo.
III. HACIA LA CASA DE VALERIANO 
La casa de Valeriano estaba al otro lado del Tíber, convertida hoy en la iglesia de Santa Cecilia. Cecilia sonríe con suavidad, pero una angustia infinita le acongoja el corazón. A los pocos pasos apareció la casa de Valeriano. En el pórtico, adornado de blancas colgaduras y guirnaldas de hiedra, aguardaba el esposo feliz. Cambiaron el saludo tradicional: -"¿Quién eres tú?"- preguntó él. Y ella respondió: -"Donde tú Cayo, yo Caya". Cecilia atraviesa el umbral. Una esclava se adelanta y le presenta en un cáliz de plata el agua, figura de la limpieza; otra le entrega una llave, símbolo de la administración que se le confía; y otra, le ofrece un puñado de lana para recordarle las tareas del hogar. Y pasan al triclinio, donde se va a servir el banquete nupcial. Brillan los candelabros, los lirios de Aecio y de Tívoli derraman sus perfumes, caen el chipre y el falerno en las copas de oro, escanciadas por jóvenes efebos, resuena la melodía de las arpas y los címbalos y los comensales aplauden al poeta que canta el epitalamio.
IV. EN EL BANQUETE DE BODA 
Cecilia parece enajenada; su corazón está suspendido por una música celeste. "Durante el banquete de bodas, mientras la música sonaba, ella entonaba oraciones en la soledad de su corazón, pidiendo que su cuerpo quedara inmaculado", según se lee en las Actas de santa Cecilia, del año 500: "Que mi corazón y mi carne permanezcan puros". Cecilia iba a dar el último paso hacia el peligro. Dos matronas guiaron sus pasos temblorosos hacia la cámara nupcial. Arden los candelabros, brillan los tapices y fulguran las joyas.
V. EN LA CAMARA NUPCIAL 
Llega Valeriano. Se acerca a su esposa radiante de dicha; pero ella le detiene con estas palabras: -"Joven y dulce amigo, tengo un secreto que confiarte; júrame que lo sabrás respetar". Valeriano lo jura sin dificultad, y la virgen añade: -"Cecilia es tu hermana, es la esposa de Cristo. Hay un ángel que me defiende, y que cortaría en un instante tu juventud si intentases cualquier violencia". El joven palidece, se irrita, grita desesperado; pero poco a poco la gracia le domina, y con la gracia la dulzura infinita de Cecilia. -"Cecilia -dice al fin-, hazme ver ese ángel, si quieres que crea en tus palabras". "Para ver ese ángel de Dios se necesita antes creer, hacerse discípulo de Cristo, bautizarse". -"Pues bien -responde Valeriano -; ahora mismo, esta misma noche; mañana será tarde". - Y con el ímpetu de la juventud y la sierpe de la duda en el alma, deja en la habitación a su esposa y camina envuelto en el silencio de la noche en busca del pontífice Urbano. Poco a poco, una fuerza desconocida va dominando su alma. Empieza a comprender.
VI. DOS CORONAS DE ROSAS Y LIRIOS 
Unas horas más tarde volvía vestido con la túnica blanca de los neófitos. Prosternada en tierra, Cecilia está absorta en oración; una luz deslumbrante la rodea y un ángel de inefable belleza flota sobre ella, sosteniendo dos coronas de rosas y de lirios, con que adorna las sienes de los dos esposos. Al bautismo de Valeriano siguió el de su hermano Tiburcio y poco después, los dos esposos daban su sangre por la fe. Reinaba entonces en Roma el emperador Aurelio, hombre honrado, corazón bueno y compasivo, que se rebela contra los juegos sangrientos del anfiteatro; pero cruel con los cristianos. En su persecución sufrieron Tiburcio y algún tiempo después, la virgen Cecilia.
VII. EL MARTIRIO CRUEL
Tras los intentos de ahogarle en el hipocausto, el líctor blandió la espada y la dejó caer tres veces sobre el cuello de Cecilia, pero con tan mala suerte, que quedó envuelta en su propia sangre luchando agónica con la muerte. Tres días después iba a recibir el galardón de su heroísmo. Los cristianos recogieron el cuerpo de la mártir y respetuosamente lo encerraron en un arca de ciprés, sin cambiar la actitud que tenía al morir. Así se encontró catorce siglos más tarde, en 1599, según el testimonio del mismo Cardenal Baronio.
VIII. TESTIMONIO DE CARDENAL BARONIO 
"Yo vi el arca, que se encerró en el sarcófago de mármol -dice el cardenal Baronio- y dentro, el cuerpo venerable de Cecilia. A sus pies estaban los paños empapados en sangre, y aún podía distinguirse el color verde del vestido, tejido en seda y oro, a pesar de los destrozos que el tiempo había hecho en él. Podía verse, con admiración, que este cuerpo no estaba extendido como los de los muertos en sus tumbas. Estaba la castísima virgen recostada sobre el lado derecho, unidas sus rodillas con modestia, ofreciendo el aspecto de alguien que duerme, e inspirando tal respeto, que nadie se atrevió a levantar la túnica que cubría el cuerpo virginal. Sus brazos estaban extendidos en la dirección del cuerpo, y el rostro un poco inclinado hacia la tierra, como si quisiese guardar el secreto del último suspiro. Sentíamonos todos poseídos de una veneración inefable, y nos parecía como si el esposo vigilase el sueño de su esposa, repitiendo las palabras del Cantar: “No despertéis a la amada hasta que ella quiera". Aunque la relación parece fruto de la fantasía, los mártires Valeriano y Tiburcio, sepultados en las catacumbas de Pretextato, son históricamente ciertos. Después del proceso, referido por el autor de la Passio, Cecilia, condenada a ser decapitada, recibió tres poderosos tajos del verdugo, sin que su cabeza cayese cortada: Había pedido y obtenido la gracia de volver a ver al papa Urbano antes de morir. En la espera de esta visita ella continuó durante tres días profesando la fe. No pudiendo hablar, expresó con los dedos el credo en Dios uno y trino. Y con este gesto la esculpió Maderno en su célebre, bellísima e impresionante imagen de mármol.
IX. PATRONA DE LA MUSICA 
Cecilia, virgen clarísima, Lirio del cielo llega escoltada por la gloria divina con música y cantos, al banquete nupcial, en palabras de la narración de la Passio: Cantantibus organis, Caecilia, in corde suo, soli Domino decantabat, dicens: - Fiat cor et corpus meum immaculatum ut non confundar -, "Mientras tocaba el órgano, Cecilia cantaba salmos al Señor". A su Señor, a su Esposo: "Que mi corazón y mi cuerpo permanezcan inmaculados, para que no quede confundida". Sus oraciones fueron escuchadas y fue martirizada. Este relato escrito de las Actas de la mártir se grabó en mosaicos, y se decoró een frescos y miniaturas.
X. LOS PINTORES Y POETAS 
En el siglo XVI y siguientes su posición como patrona de la música fue creciendo. Y los artistas la representaron tocando el órgano, o junto a él, en numerosas pinturas, destacando las de Rafael, Rubens y Pousin. Así la celebraron los pintores, los músicos y los poetas, Dryden, Pope, Purcell y Händel. El Movimiento Ceciliano alemán del siglo XIX la tomó como Patrona para la reforma de la música litúrgica, que culminó en el Motu Proprio de San Pio X, en 1903.
XI. CECILIA CANTA EN EL CIELO
Podemos imaginarnos a Cecilia cantando gozosa en el cielo, pidiendo al Señor que nosotros seamos dignos de cantar las alabanzas de Dios por las maravillas que obra en el mundo, unidos a su alma, limpia y enamorada. Dice santo Tomás en la 2a-2ae q. 91 a. 1 resp sobre el Canto Litúrgico, que tanto cuanto asciende el hombre a Dios por la divina alabanza, se aleja de lo que va contra Dios. El hombre asciende a Dios por medio de la divina alabanza, que le eleva alejándolo de lo que se opone a Dios, el egoismo y la soberbia, y lo convierte en hombre interior. La alabanza exterior de la boca ayuda a motivar el amor interior del que alaba. La alabanza exterior de los labios contribuye a aumentar el amor del que alaba, como lo había experimentado muy bien San Agustín viviendo la experiencia de la Iglesia que canta. La melodía divina con su fuerza transformante, lo había conducido al camino de su conversión. Confiesa el Santo que cuando oía los himos, de los salmos y de los cánticos en Milán, se sentía vivamente conmovido a la voz de tu Iglesia, que le impulsaba suavemente. Aquellas voces se mantenían en mis oídos y destilaban la verdad en mi corazón; encendían en mí sentimientos de piedad; entretanto derramaba lágrimas que me hacían bien (Conf. IX 6-14). En la Iglesia de Cristo, que es hogar de gozo, el canto es esperanza en acto porque es plegaria. Por lo tanto dedicarse a cantar a Dios y a escuchar la música sagrada es preparse para orar con mayor esperanza y a vivir la vida de Dios en nuestro santuario interior que desborda en la sociedad como anuncio del Reino de Cristo.
XII. LAS IMAGENES DE LA PATRONA DE LA MUSICA
A partir del Siglo XVI, la iconografía la representa llena de alegría por la presencia del Señor tocando instrumentos musicales, la lira, la cítara, el órgano, el clavicordio, el arpa, el violín, el violoncelo, y rodeada de ángeles cantando. Así la representan en el Louvre, Domenichino, Guido Reni, Rubens y Pierre Mignard. Desde la Catedral de Palermo a la Pinacoteca de Dresde, la figura de la mártir romana, personifica el espíritu del canto y de la música sacra, y sale de los límites de la música italiana para inspirar la música y la pintura europeas y el arte internacional ya que el arte no tiene fronteras, como no lo tiene el bien, ni la verdad ni la belleza, que viven en Dios y son participados por los hombres, que habiendo saboreado un retazo de hermosura, se enamoran de la plenitud de la belleza de Cristo Pantocrator. Porque la belleza, la verdad y el bien convergen y conducen a los hombres a reencontrarse con Dios.
XIII. LA PEDAGOGIA DEL ARTE 
En la Pinacoteca de Bolonia se puede admirar un cuadro de Rafael que representa a Cecila, junto a instrumentos musicales, absorta en las armonías celestes. La Vida divina trinitaria, el Paraíso, la Comunión de los Santos son luz, armonía y color, santidad, que es belleza, magnificencia y esplendor. Ese es el ministerio de la liturgia y el magisterio del arte, ayudarnos a comprender mejor, a orar y a elevar nuestra mente a la armonía del Paraiso, al que estamos llamados. Los templos no son museos refinados, sino auxilios para afianzar nuestra fe y caminos de conversión interior. La música y el canto sagrado, las expresiones artíticas de la arquitectura, las pinturas, las imágenes, vienen a ser como sacramentales, para que los hombres, dotados de sentidos, se abran a su vocación de santidad, atraidos y fascinados por el aroma de los nardos de los santos, y por la blancura lilial de la Patrona de la Música CECILIA, Coeli-lilia, que en castellano significa Lirio del Cielo.
Autor: Padre Jesús Martí BallesterFuente: catholic.net

Aleluya, el Señor es nuestro Rey (M. Manzano)

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M. Manzano

DO  FA SI7 Mim
Aleluya, Aleluya,
      DO FA           RE SOL
el Señor es nuestro Rey.
DO  FA SI7 Mim
Aleluya, Aleluya,
      DO FA   SOL7 DO
el Señor es nuestro Rey. (2)

DO                        SOL7  DO
Cantad al Señor un cántico nuevo
         FA   DO      RE  SOL
porque ha hecho maravillas;
    DO              MI      LA-FA
su diestra le ha dado la victoria,
    RE    SOL DO

Señor, ten piedad (P. Emerson Velaysosa Fernández)

Kalenda de Navidad (Autor: Ramón Orendáin Amaya)


Gustad y ved (Misa: Reunidos en su nombre), Palazón

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Autor: Francisco Palazón
DmADmBbF
Gustad y ved que bueno es el Señor,
GmGm6A
dichoso el que se acoge a él.
D7GmCF
Gustad y ved que bueno es el Señor,
GmDmA7Dm
dichoso el que se acoge a él.

DmGmDm
La palabra del Señor es sincera,
BbCDm
y todas sus acciones son leales;
BbCF
El ama la justicia y el derecho
GmGm6A
y de su amor está llena la tierra.
CORO

DmGmDm
El Señor es fiel a sus palabras,
BbCDm
bondadoso en todas sus acciones;
BbCF
cerca está de aquellos que lo invocan,
GmGm6A
y lo buscan de todo corazón.

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Reunidos en el nombre del Señor (Francisco Palazón)

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Autor: Francisco Palazón
 SOLDOSOL
Reunidos en el nombre del Señor,
DOLA7RE
que nos ha congregado ante su altar,
LAmRE7SOLMIm
/ celebremos el misterio de la fe,
DO6RE7SOL
bajo el signo del amor y la unidad./


SOLRESOL
1. Tú, Señor, da sentido a nuestra vida,
MImLA7RE
tu presencia nos ayuda a caminar,
SOLSI7MIm
tu Palabra es fuente de agua viva,
DOLAm
que nosotros, sedientos,
SImDO6RE7SOL
a tu mesa venimos a buscar.


SOLDOSOL
2. Purifica con tu gracia nuestras manos,
MImLA7RE
ilumina nuestra mente con tu luz,
SOLSI7MIm
y la fe se fortalezca en tu Palabra,
DOLAmSIm
y tu Cuerpo, tomado en alimento,
DO6RE7SOL
nos traiga la salud.
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Te ofrecemos, Señor (Francisco Palazón)

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Autor: Francisco Palazón
DBmD
Te ofrecemos, Señor, este pan y este vino,
B7Em
que en tu Cuerpo y en tu Sangre
A7D
quedarán convertidos.


D
Con el vino y el pan
GDA7D
te ofrecemos el fruto de nuestro trabajo,
D
la ilusión de vivir,
GDBmA7
el placer y el dolor, la alegría y el llanto.
CORO

D
Juntamente, Señor,
GDA7D
te ofrecemos la vida que Tú nos has dado,
D7G
la esperanza, la fe y el amor,
E7AA7
que nos hace sentirnos hermanos.

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Santo (Misa: Reunidos en su nombre) de Francisco Palazón

Cordero de Dios (Reunidos en su nombre), F. Palazón

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